Título: Gerineldo VII |
–Gerinaldo, Gerinaldo, Gerinaldito querido
¡cuántas dueñas y criadas quisieran dormir contigo!
–Como yo soy tu criado te quieres burlar conmigo.
–No me burlo, Gerinaldo, que de veras te lo digo.
–¿Desde qué hora podrá ser, señora, lo prometido?
–Desde las doce a la una mis padres están dormidos–.
Sus padres que oyeron ruido al cuarto se han dirigido
con zapatillas de seda escaleras han subido.
–Si mato a mi hija, la infant mi reino será perdido
y si mato a Gerinaldo de pequeño lo he querido
les pondré la espada en medio y servirá de castigo–.
Se dispierta la madama dos horas el sol salido.
–Despiértate, Gerinaldo, despierta si estás dormido
que la espada de mi padre entre los dos ha dormido.
–¿Por dónde me iría y para no ser conocido?
–Vete por aquel jardín y allá encontrarás alivio.
–¿Dónde vienes, Gerinaldo, tan triste y descolorido.
–Vengo de oler una rosa y el color se me ha comido.
–No lo niegues, Gerinaldo, que con la infanta has dormido
antes eras mi criado ahora serás yerno mío.
–No lo querrá Dios del cielo ni la Virgen de la Estrella
mujer que yo la gozara después casarme con ella–.
Nos parece más antiguo el nombre de Gerinaldo, con «a», que el de Gerineldo. Recordemos que el protagonista originario del romance fue el Eguinardo, paje de Carlomagno. También se llamaba Eguinardo un biógrafo del emperador.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.