Título: Viva la boda |
Práxedes y Lucía vivieron una infancia repleta de juegos, canciones, dichos, disfraces y teatro espontáneo en una casa humilde junto al barranco de Santa Ana. Aquello les marcó de por vida. Mantienen ese espíritu alegre y jovial que les inculcaron sus padres y recuerdan y han practicado los mismos juegos con sus hijos y están dispuestas a hacer lo mismo con los nietos.
El Viva la boda era un juego para despertar y ejercitar la atención. Cada niño tenía un papel en la boda: el novio, la novia, el cura, el padrino, la madrina, el monaguillo, los invitados, etcétera. Una persona hacía de narrador e iba contando aconteceres de la boda. Cada vez que mencionaba un personaje, el niño que lo representaba tenía que levantarse y gritar ¡Viva la boda!
Había otros dos juegos similares, el del Miente Bellaco -que hemos visto en otras localidades con el nombre del Padre Bellaco o el Padre Viriato- y el del Hortelanito, al que dedicaremos un nuevo artículo.
Bibliografía:
- Ana Pelegrín, Repertorio de antiguos juegos infantiles, C.S.I.C., Madrid, 1998.