Título: Tocata de los cabezudos de Logroño |
A buen seguro que a finales del siglo XIX o comienzos del XX hubo un dulzainero que llegaba a Logroño a tocar en las fiestas patronales de San Bernabé, el 11 de junio. No sabemos de dónde venía aquel músico lo que sí es fácil de suponer es que lo hacía año tras año. En la procesión de San Bernabé tocaría una tonadilla especial a la que la gente terminaría por acoplarle una cancioncilla:
Cuando los cabezudos
pasan por la puerta (o la casa) de la ciudad,
cruzan el puente de piedra
a echar un baile a casa Murrián.
¡Ay, señor sacristán!,
tóqueme usted el tin,
repíqueme usted el tan,
tarantan tan tan tan,
tirintin tin tin tin.
Muchos detalles que nos indican que esta debía ser la tonadilla de la dulzaina y el tambor que hace más de un siglo sonaba por las calles de Logroño y, quizás, una onomatopeya «tarantan tan tan tan, tirintin tin tin tin» del sonido de las campanas de la iglesia de la Redonda durante la procesión, todo con cierto aire de broma.
Más complicado es saber qué era y dónde estaba esa «Casa Murrián» citada en la canción, solo que estaba al otro lado del puente de piedra logroñés. Quizás se tratara de una venta o cantina, lugar de mala vida donde también se dio la prostitución, edificio conocido con el nombre de El Nido, que el jesuita padre Marín convirtió en escuela católica (Información facilitada por Federico Soldevilla Ágreda, de Amigos de La Rioja).
En el año 1907 la revista Rioja Ilustrada publicó un breve comentario sobre los gigantes de la procesión logroñesa y una fotografía de los mismos:
«Poblándose las calles de curiosos a medida que avanzaba la mañana, esperando por la calle del Mercado la salida de la procesión.
Los gigantes y sus retoños bailaron de lo lindo al son de la típica gaita que viene sin otra misión a Logroño todos los años.
Y ya que hablamos de los gigantes ¿no le parece al Ayuntamiento que va siendo hora de mudarles los trajes? Porque ¡caramba! van cumpliditos y hay que tapar las formas.»