Título: San Antonio libera a su padre de la horca |
Cuando en Padua predicaba
San Antonio esclarecido
del cielo un ángel bajaba
y suavemente le hablaba
y estas palabras le ha dicho:
De parte del Redentor,
Antonio, lleno de gloria
soy aquí enviado yo
que partas para Lisboa
que es mucha la importación,
que a tu padre en este día
lo llevan a ajusticiar
y el triste no lo debía
y por eso Dios me envía
que lo vayas a librar,
por una muerte que dieron
a un hombre comendador
que en su huerto lo pusieron
por malicia y por rencor
y a tu padre detuvieron.
Tu padre cuando salió
al huerto y vio aquel difunto
con eterno corazón
sin detenerse ni un punto
fue a la Justicia y cantó:
–Señores, en mi huerto
yo me he hallado
un difunto y no sé
quién allí lo habrá llevado
ni quien tal lo pudo hacer.
La Justicia que escuchó
relatar tal relación
sin detenerse ni un punto
a la cárcel lo llevó.
La justicia es consumada,
le juzga el juez falsamente:
–Pues si en tu huerto ha sido hallado
serás sentenciado a muerte–.
Así a Lisboa partió
San Antonio esclarecido
y en la mitad del camino
con su padre se encontró:
–¿Es posible, padre mío,
que así os hayan de llevar
a un suplicio a castigar
sin tener ningún delito?
Tal deuda habéis de pagar,
que nadie se mueva de aquí
porque para todo da Dios lugar–.
Fue al sepulcro y con tristeza
al difunto lo llamó
y luego al punto salió
fuera de la sepultura.
–Dinos delante de todos,
aquí de parte de Dios,
si ese que va maniatado
fue quien la muerte te dio–.
Y el difunto contestó
con una voz dolorosa,
ronca, triste y lastimosa:
–De Dios no tengo licencia.
–Pues dinos quién te mató.
–Yo digo la verdad pura
que ese hombre no sabe nada
de mi triste desventura,
que lo vuelvan a su casa
y a mí a la sepultura–.
Viendo el milagro potente
que San Antonio allí obró
grande número de gente
le iban pidiendo perdón.
San Antonio, que no hiciste
falta en tu predicación
que en un minuto estuviste
en Lisboa y te volviste
fue cosa de admiración.
Antonio, ruega a Jesús
que por su gracia divina
y muerte que pasó en la cruz
nos dé paz y después gloria
para siempre, amén Jesús.
Son ya varios los casos de romances tardíos, también llamados vulgares y nuevos, que tienen su ámbito de distribución en el sur de España y que, sin embargo, suelen aparecer con cuentagotas en La Rioja, tal es el caso. Se trata de una composición pararromancística que cuenta uno de los milagros obrados por San Antonio de Padua, el de la liberación de su padre condenado a muerte.
Romance extendido por todo Portugal, conocido también en Extremadura y Toledo. Por el norte solo ha aparecido una versión en Oviedo y ésta, de reciente hallazgo, en Panzares.
Bibliografía:
- José Manuel Pedrosa, «Los milagros de San Antonio de Padua: mitos, ritos, folclore» en Espacios Míticos: Historias verdadera, historias literarias, Biblioteca de Literatura Oral y Cultura Popular, Universidad de Alcalá – Universidad Nacional de Méjico.
- Flor Salazar, El romancero vulgar y nuevo, Fundación Ramón Menéndez Pidal – Universidad Complutense, Madrid, 1999.