Título: Oración al paso del viático |
Se trata de una vieja costumbre religiosa de la que ya solo va quedando el recuerdo: cuando una persona se encontraba enferma en peligro de muerte se solicitaba al sacerdote que acudiera a casa para darle el sacramento de la Extremaunción. El recorrido del sacerdote desde la iglesia hasta la casa del enfermo se hacía con el mayor respeto por parte de quienes estaban en la calle. Hemos podido recoger esta pequeña oración, una reliquia de otros tiempos «esto lo hacía la señora Juana La Bicoca», reflejo de una costumbre secular.
Jesús, el pan consagrado,
del alma dulce alimento,
sea por siempre alabado
el santísimo sacramento.
Según nos contaba el padre Bujanda, archivero de la catedral de Calahorra:
«En 1297 celebraba sínodo el obispo don Almoravid y disponía que todos, hombres y mujeres, que se encontraran con un viático se hincasen de rodillas hasta que pasase. Y si lo acompañaban hasta casa del enfermo o hasta la Iglesia les otorgaba veinte días de perdón; si fuere de noche y lo acompañaban con candelas encendidas ganaban cuarenta días.»
Ramón López Domech, Calahorra y su entorno histórico en el archivo documental del canónigo Fernando Bujanda (Siglos XI-XV), Amigos de la Historia de Calahorra, 2005, página 229.