Título: Los de Treviana se comieron un burro en Santillana |
Cuenta una vieja tradición que los de Foncea estaban obligados a invitar a una merienda a los de Treviana una vez al año. Hartos de esta obligación los de Foncea idearon la forma de quitársela de encima. Un año cocinaron un burro y dejaron en un caldero aparte, la prueba de su desaire: los cascos y las herraduras. Cuando los de Treviana se dieron cuenta de lo que habían comido fueron tras de la cocinera, que animaba a sus hijos a huir:
–A Peñáguila, hijos míos, que estamos perdidos.
Dieron con ella y la mataron. Desde entonces dejó de celebrarse el convite. Ha quedado como un dictado tópico el dicho:
Los de Treviana
se comieron un burro en Santillana,
como fue pequeño
hubiera sido grande
los de Treviana
matan el hambre.
Muy probablemente haya algo de real en esta leyenda pues ciertas costumbres que son viejos tributos entre pueblos vecinos han sido habituales en la sociedad antigua.
Bibliografía:
- Luis Vicente Elías Pastor, Costumbres riojanas, Editoria Everest, 1990.