Título: Las señas del esposo V |
Una tarde salí el campo a recorrer mi hacienda
me encontré con un soldado que venía de la guerra.
–De la guerra sí que vengo, ¿tiene usted a alguno en ella?
–A mi maridito tengo hace tres años en ella.
–Si me diera usted las señas acaso lo conociera.
–Mi marido es alto y rubio tiene cara de doncella.
–Por las señas que usté ha dado su marido muerto es
yo le abrí la sepoltura y le ayudé a entrar en ella.
–¡Ay de mí, pobre de mí, tan joven, tan mala nueva!
y estos dos hijos que tengo los enviaré a la escuela
y cuando sean mayores los enviaré a la guerra
pa que traigan a su padre vivo o muerto o como sea–.
“Y después resulta que era el marido él”.
El romance de Las señas del esposo aparece en La Rioja, y en el resto de España, con dos rimas, una en é y otra en é-a. A veces hay versiones mixtas. En este ejemplo de Bergasa, como es habitual en la comarca del Cidacos, predominan las versiones en é-a.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.