Título: Las bodegas de Ábalos |
Cuando visites Ábalos
no dejes de entrar primero
en las bodegas famosas,
famosas que hay en el pueblo.
La bodega Solabal,
la Divisa y Farolero,
también la de los Fernández
y también la de Enero
y dejas atrás Eguiluz,
Iradier y de Carmelo,
Carlos Martínez, Chaparro
y también la de Majuelo.
Si pasas por los Morazas,
Dorreta y la de Quesero
te llegas a la de Eduardo
que te enseñará el museo,
que te enseñará el museo,
que te enseñará el museo,
si corres estas bodegas
te quedarás satisfecho.
No podemos olvidar
Zarabel y la de Alfredo,
la Mésica y la de Zurda
y otras más que hay por el pueblo,
y otras más que hay por el pueblo,
y otras más que hay por el pueblo,
si corres estas bodegas
te quedarás satisfecho.
¡Ay, ay, ay, ay, ay, ay!,
bodegas por aquí,
chiquitos por allá,
¡ay, ay, ay, ay, ay, ay!,
si bebes algo más
borracho acabarás.
Ricardo Garay es familiar cercano de un músico que hubo en Ábalos, el ciego Fermín Gurbindo, gran compositor y acordeonista. Parece que la veta poética y musical van de la mano en esta familia. Ricardo y su hermano Víctor compusieron la letra de esta canción que recorre las bodegas que había en el pueblo. Recogieron una melodía popular que andaba muy en boga en estas tierras, desde La Rioja hasta las Siete Calles de Bilbao, para ensalzar el valor del vino y en particular de las bodegas de Ábalos.