Título: La última cena + El discípulo amado III + Las nuevas de la crucifixión llegan a la Virgen II |
La noche de la pasión, antes de la madrugada,
el Hijo del Padre Eterno un convite celebraba.
El convite era del cielo que hasta la tierra llegaba.
Jesús convidó a los suyos
y así que los tuvo juntos, de esta suerte les hablaba:
–¿Quién de vosotros, amigos, morirá por mí mañana?–.
Se miran unos a otros, ninguno respuesta daba,
sino por San Juan Bautista, que por el mundo predicaba.
–La muerte de vos, Señor, la doy por bien empleada,
cinco heridas mortales de vuestra sangre sagrada,
la primera son los clavos, la segunda la lanzada,
la tercera los azotes, la cuarta la puñalada,
la quinta fue la corona, toda de sangre mojada–.
Se cruzan por una calle, con su madre se encontraban.
–¿Dónde vas, hijo querido, espejo de la mi alma?
–Al Calvario voy, Señora, que tengo que entregar mi alma
y tengo que cumplir lo que mi padre me manda–.
Triste y desconsolada se fue la Virgen a casa
y en una sala muy grande mil veces se arrodillaba
y a cada instante volvía los ojos a la ventana.
–¡Jesucristo cuánto tarda!–.
Y en aquel instante vio San Juan que por allí entraba,
diciéndole a la Virgen: –¿Cómo estás tan descuidada,
si a vuestro hijo querido al Calvario lo llevaban?
–¡Oh, qué voces tan amargas entran por mis oídos,
que me hacen desmayar y me pasan los sentidos!
Vengan viudas y casadas, todas que sean de pasión,
me ayudarán a pasar este muy fuerte dolor–.
El que diga esta oración en toda una cuarentena
su alma no irá al infierno por pecadora que sea.
Quien la sabe no la dice, quien la oye no la aprende,
hasta el día del Juicio no sabe lo que se pierde.
Magnífica oración la que en su día nos recitó María del Carmen San Román, de Villamediana de Iregua, que es la refundición de al menos tres romances tradicionales sobre la pasión de Jesucristo. Se trata de una de las mejores muestras de romancero religioso que hemos recogido en nuestra tierra.
Publicado en:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.