Título: La inesperada riqueza de unos vecinos de Navalsaz |
En los pueblos donde hay yacimientos arqueológicos inexplorados suele ocurrir que un paseante o un agricultor con sus aperos de labranza descubre alguna pieza antigua. Si esa pieza es una pequeña joya o simplemente monedas, la imaginación popular abre la puerta a la fábula.
No importa de qué época sea el yacimiento, da igual que se trate de un poblado celtibérico, de una villa romana o de una aldea medieval. En el imaginario es casi siempre «del tiempo de los moros» y, ya se sabe que estos, según las creencias más extendidas, «dejaron muchos tesoros que no pudieron llevarse cuando fueron echados de España». No es de extrañar, por tanto, que abunden por doquier leyendas de tesoros ocultos. Estas leyendas de riquezas contrastan, en muchas ocasiones, con la pobreza del terreno y con la escasez de recursos económicos de los propios habitantes de la comarca.
Pero la imaginación es libre, no ya solo para ubicar en determinados lugares magníficos tesoros sino también para fabular que ciertos vecinos los han hallado y desde el día que tal hecho ocurrió se les ha visto prosperar.
Así pasó en Navalsaz, pueblo que cuenta con varios yacimientos arqueológicos, con lugares donde la gente ha creído que había riquezas ocultas e, igualmente, con la fabulación de que una familia, Los Morancos, se hicieron ricos de la noche a la mañana después de hallar uno de esos tesoros.