Título: La Flor del Agua IV + Devota de la Virgen en el Yermo |
Estaba la Virgen pura
lavando sus pechos blancos y sus manos consagradas,
al terminar de lavar bendició aquella agua:
–Bendita la mujer sea que coja la flor de esta agua–.
A esto lo oye la hija’el rey, se echa de pies de la cama,
aprisa, aprisa se viste, aprisa, aprisa se calza,
coge su cántaro de oro y su rodilla de plata
y en la mitad del camino a la Virgen se encontraba.
–¿Dónde vas, hija del rey, tan sola y tan de mañana?
–A la fuente voy ligera a coger la flor de esta agua–.
La ha cogido de la mano la ha subido cuesta arriba
y al terminar de la cuesta había una santa ermita.
–Aquí te has de estar siete años, siete años y además un día
y una palomita blanca te traerá la comida–.
Ya se pasaron los siete años, siete años y además un día
y la Virgen se le presenta ese día
–Si quieres meterte monja, yo pronto te meteré
y si quieres ser casada también te casaré.
–Yo no quiero ser casada ni poco lo prometía,
que quiero ser monja para la Virgen María–.
Sábado la mete monja, domingo ya se moría
y cien ángeles la llevaban tocando la campanilla.
Crucita llegó a agotarse en algún momento de la entrevista y no le salían todos los versos del romance. Con una llamada telefónica posterior pudimos recomponer las piezas que le faltaban a la parte final de este romance doble; el segundo, la Devota de la Virgen en el Yermo, muy poco frecuente en la tradición oral actual.
Publicado en:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.
- Javier Asensio García, «La tradición oral calahorrana (I). El Romancero» en Kalakorikos, revista de Amigos de la historia de Calahorra, nº 9, 2004.