Título: La flor del agua |
Mañanita de San Juan mañanita suave y clara
estaba la Virgen pura lavándose en agua clara
se lavó sus blancos pechos y sus manos consagradas.
Acababa de lavarse bendiciones le echó al agua.
–Bendita sea tal fuente bendita sea tal agua
y bendita la mujer que aquí vendría a por agua–.
La hija del rey que la oyó de la cama donde estaba
muy corriendo se vestía muy corriendo se calzaba.
Cogió su cántaro de oro y su jarrita de plata
…………………………. y a la fuente fue a por agua.
En la mitad del camino con la Virgen se encontraba.
–¿ónde vas, hija del rey, tan sola y tan de mañana?
–A la fuente voy, Señora, a coger la flor del agua
y también vengo a saber si he de ser monja o casada.
–Casadita, sí por cierto, pero bien aventurada
dos hijas has de tener monjitas de Santa Clara
dos hijos has de tener que dirán misa cantada
y si no lo quieren ser serán la flor de Granada–.
Unos días después de la mañana de San Juan, ya en pleno verano, recogimos esta versión de La flor del agua de labios de un hombre que la aprendió de niño. No habiendo en Panzares una fuente aparente para recrear los versos del romance, qué mejor lugar que junto al río Iregua, debajo de la huerta que Juan cultiva con esmero.
Publicado en Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2009.