Título: El vendedor de nabos II |
Mi abuelo tenía un huerto, mi abuelo tenía un huerto
que criaba ricos nabos, trialará, que criaba ricos nabos, trialará, que criaba ricos nabos,
le dijo el hijo a su padre:
–Aparéjeme el borrico que me marchó a vender nabos–.
Aparejaron el borrico y le llenaron de nabos
y al pasar por un convento entró por si querían nabos,
bajó la madre abadesa: –¿Y a cómo da usted los nabos?
–A peseta el medio quilo. –No los quiero que son caros–.
Bajaron todas las monjas y todas querían nabo
y aquí se acaba la historia de aquel hombre de los nabos,
no me murió de pulmonía ni de dolor del costado
que murió de un sifilazo que las monjas le pegaron.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.