Título: El Pozo Negro |
El Pozo Negro es una laguna de origen glaciar que se ubica en término municipal de Fresneda de la Sierra, muy cerca del límite con la actual provincia de La Rioja, aguas que alimentan más abajo al río Tirón.
Cuando se produce lo que se conoce como lluvia orográfica motivada por el ascenso de columnas de aire húmedo que chocan con las montañas en esta zona del Sistema Ibérico, es frecuente, sobre todo en las tormentas del verano, observar cómo el vapor de agua se condensa cerca de las lagunas que se ubican en altitud elevada. No solo ocurre en el Pozo Negro, también en las lagunas de Neila, en la Laguna Negra de Vinuesa y en la Laguna de Urbión en Viniegra de Abajo. Todas ellas tienen algo de maléfico, sobre todo porque un mal nublado originado en la sierra puede descargar en forma de granizo o aguacero y arruinar las cosechas, además del peligro de que un rayo mate a personas y animales.
Las historias que se cuentan de todas estas lagunas son similares, en todas ellas late la creencia de que no tienen fondo y se comunican con el mar. Por ello, cuando el mar está agitado, las lagunas se enfurecen y engendran tormentas. Metidos de lleno en el terreno de la superstición, se añaden muchas falacias, como la que nos cuentan Antonio y David que cuando había tormenta es que alguien estaba echando piedras al pozo.
«El término de Pozo Negro era un agostadero para la vacada comunal de Fresneda a donde subían los pastores cuidadores. Cualquiera de entre todos ellos podría poner voz a los relatos que hablan de la extrema peligrosidad que entraña acercarse al pozo, bañarse o beber sus aguas heladas; de los animales desaparecidos en sus entrañas. Y siempre, en el trasfondo de la oscura tradición, encontraremos la consideración de que el pozo es una abertura que comunica con el abismo, con el mar. Como ocurre en la confluencia de las aguas de los arroyos que forman el cercano río Urbión…
En Belorado no se ha olvidado la advertencia que trae el río nutricio: ‘Belorado ha de ser por agua llevado’.
El nombre es subjetivo ya que el color de sus aguas es verde y Laguna Verde se llamó en el siglo XIV».
(Rufino Gómez Villar, La comarca de Belorado: toponimia y antroponimia, Pamiela, Pamplona, 2005, página 227).