Título: El padre bellaco |
El día de San Juan las mozas hacían torrijas e invitaban a los mozos a merendar. Los mozos correspondían en Semana Santa con zurracapote. Después de las procesiones iban todos y todas a beber.
La costumbre de invitar a los participantes en las procesiones de Semana Santa a un refresco de vino dulce con limón y canela llamado zurracapote, limonada o hipocrás está o ha estado muy extendida en toda La Rioja, especialmente en la comarca del río Oja. Ya lo describió José Joaquín Bautista Merino Urrutia en El río Oja y su comarca (Diputación de Logroño, 1968, página 219):
«En Semana Santa… al final de las ceremonias de estos días se reunían en varios pueblos el Cabildo y la Corporación y se repartía vino compuesto con azúcar, limón y canela entre todos los que contribuyeron a las procesiones. Este compuesto se llamaba zurracapote o hipocrás, según los pueblos».
La costumbre, todavía vigente en algunos pueblos, viene de muy antiguo. En el año 1746, según reza el Catastro del Marqués de la Ensenada, el Ayuntamiento de Ochánduri se gastó «20 reales en un refresco con los vecinos la noche de Jueves Santo.»
Y como se sabe que donde hay vino hay alegría, resulta que, tras la seriedad de las procesiones de Jueves y Viernes Santo, el ambiente de estos refrescos municipales o moceriles podía derivar en una pequeña jarana. Pero en Bañares llegaban a más pues el juego del Padre bellaco no tenía otro fin que caer en los brazos de Baco:
-En este convento
se ha perdido un gato
y lo ha encontrado
el cuarto bellaco.
-¡Miente usted!
-¿Pues quién lo ha encontrado?
-El sexto bellaco…
El que no estaba atento y se equivocaba tenía que beber un vaso. Así que en más de una ocasión hasta las mozas llegaban a casa agarrándose a las paredes de las casas.