Título: El labrador caritativo |
Allá en tierra de Gata un labrador que allá había
se llamaba Juan de Dios Juan de Dios y de María.
Iba un caminito alante rezando un Ave María
y en la mitad del camino un pobre se encontraría
iba lleno de llagas que al cielo estremecía.
–¡Por Dios, le pido, buen hombre, por Dios y Santa María!
que me monte usté a caballo hasta la entrada la villa–.
Se ha bajado del caballo y a caballo le ponía
le ha llevado a su casa como a otros pobres solía
y le ha dado de cenar de lo mejor que tenía
y lo ha acostado en la cama y él en el suelo dormía.
A eso de la media noche el labrador no dormía
se ha ido por su habitación a ver el pobre qué hacía
le ha encontrao crucificado la cruz por cama tenía.
–¡Quién habría sabido que este pobre yo tenía!
–Le hubiera dao de cenar aún mejor todavía
le hubiera dao de cenar con el alma y con la vida–.
Alzó Cristo la cabeza y estas palabras decía:
–Alto, alto, labrador, alto para la otra vida
que en el reino de los cielos tienes ganada una silla
y otra para tu mujer que vayáis en compañía–.
Concha aprendió este romance de labios de su abuela, la célebre romancista viniegresa conocida como la tía Pía (en la foto con el torno de hilar trama). En los años sesenta del siglo pasado, en vida de Pía Martínez, algunos niños anotaron sus romances en varios cuadernos a los que hemos tenido acceso. El texto aquí expuesto es básicamente el que nos recita Concha con algún añadido de los cuadernos de su abuela.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.