Título: Desventuras sexuales de un soldado logroñés |
El otro día por la tarde en Bergerón la esperaba,
venía muy pintadita con las cejas arregladas.
¡Ay, tachún, ay, tachún, ay, tachún, tralará, ¡ay, tachún, ay, tachún, ay, tachún, tralará.
En las manos traía unos guantes y en la cabeza un sombrero,
nos fuimos a pasear al otro lado del Ebro.
¡Ay, tachún…
Carretera de Laguardia nos íbamos paseando,
todavía era de noche cuando la estaba besando.
¡Ay, tachún…
Con los ojos anublados me miraba la bragueta,
la cogí de la cintura y la tumbé en la cuneta.
¡Ay, tachún…
Cuando nos vimos rendidos nos fuimos al Espolón,
allí me estrechó la mano y a su casa se marchó.
¡Ay, tachún…
Se pasaron cuatro días sin ninguna novedad,
el quinto por la mañana ya no podía ni andar.
¡Ay, tachún…
Me cogieron en camilla me llevan al botiquín,
médicos y cirujanos tiraban de bisturí.
¡Ay, tachún…
Me cortaron media caña, media caña y un limón,
si no es por un practicante allí me cortan los dos.
¡Ay, tachún…
Por eso os digo, amigos, que si montáis a caballo,
aunque sea de confianza, llevad siempre guardabarros.
¡Ay, tachún…
Y a mí me ocurrió este caso que es muy duro de contar,
con una chica en Logroño que parecía formal.
¡Ay, tachún…
Tenemos noticias de que esta canción la compusieron los soldados logroñeses que estaban en el frente del Ebro durante la guerra fraticida de 1936 a 1939 y que la cantaban los soldados riojanos. Una canción divertida para anestesiar tanto sufrimiento y sinsentido. Acabada la guerra siguió de moda entre el mocerío riojano y en fechas actuales todavía es recordada por algunos varones mayores. Hemos recogido más versiones de esta canción que tendremos la ocasión de difundir en otros artículos; entre unas y otras se completan más estrofas.
La canción responde a la estructura de coplas octosílabas más el estribillo del ¡Ay, tachún coreado por el grupo. Otras canciones jocosas se han cantado con ese estribillo que parece apropiado para la diversión.
Glosario:
Bergerón o el reloj de Bergerón: se trata de la esquina de las calles Sagasta y Bretón de los Herreros de Logroño. Hubo allí un reloj que lo regentaron primero Manuel Bergerón Membrado y después su sobrino Lucas Bergerón Pallarés. Ambos fueron relojeros municipales de la ciudad de Logroño entre los años 1860 y 1894. Tras la muerte de Lucas en 1894 el reloj y la esquina siguieron llamándose «de Bergerón». Información facilitada por Federico Soldevilla, cronista «real» de Logroño.
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