Título: Albaniña III |
Estaba una señorita, ay con el ay, ay, ay,
sentadita en su balcón, que, que, con el oritín, que, que, con el oritón, sentadita en su balcón.
pasó por allá un soldado del segundo batallón.
–Sube, soldadito, sube, por una noche o por dos,
mi marido está cazando en los campos de León,
hasta las doce no viene, le echaré una maldición,
¡rayos, sacadle los ojos!, ¡águilas, el corazón!-
Ya daron las doce y media cuando en la puerta llamó.
–Baja a abrirme, Blancanieves, baja a abrirme, Blancaflor.
¿De quién es este caballo que en la cuadra veo yo?
–Tuyo, tuyo, maridito, mi padre te lo compró
pa que vayas a la boda de mi hermana la mayor.
–¿De quién es esta escopeta que en la percha veo yo?
–Tuya, tuya, maridito, que te la he comprado yo,
pa que vayas a cazar a los campos de León.
–¿De quién es esa cabeza que en mi cama veo yo?
–El chiquillo de la vecina que me lo he pasado yo–.
Lo agarró de las orejas, lo tiró por el balcón,
¡qué chiquillos ni qué mierdas, tiene más barbas que yo!
La ha agarradito del brazo, a su padre se la dio.
–Llévatela, soldadito, que la iglesia te la dio–.
Ya se ha llevado a su hija a los campos de León,
le ha pegadito tres tiros y allá seca la dejó.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.