Título: El quintado IV |
Mes de mayo, mes de mayo y mes de la primavera
donde los quintos soldados se marchan para la guerra,
unos cantan y otros dicen [rién] y otros llevan mucha pena,
solo es por una chavala que la ha dejado soltera
le pregunta el capitán: –¿Por qué llevas tanta pena?,
si es por padre o es por madre o alguno de su tierra.
–Ni es por padre ni es por madre ni ninguno de mi tierra,
solo es por una chavala que la he dejado soltera.
–¿Tan bonita es tu chavala que tanto te acuerdas de ella?
–Si quiere usted conocerla un retrato llevo de ella–.
El capitán que la vio prendado se quedó de ella:
–Vete, vete, soldadito, vete a cumplir con tu estrella,
que por un soldado menos igual se acaba la guerra.
Lagunilla de Jubera es un pueblo que siempre se ha distinguido por tener personas alegres y cantarinas. Ya lo dice el dictado tópico: «Para cantar y bailar los de Lagunilla y Ventas pero para trabajar los de El Collado y Bucesta». La sociedad riojana ha sufrido cambios muy radicales en sus comportamientos que han llegado a lo más hondo de los hábitos de convivencia, ya nadie canta en las reuniones de amigos, familiares o de vecinos, cuando anteriormente era algo habitual. Sin embargo en pueblos como Lagunilla todavía quedan personas reacias a dejar esas costumbres y tienen el canto como una expresión natural. Es el caso de algunos de los mejores informantes de nuestros fondos como los ya fallecidos Luis Sáenz Iñiguez, conocedor de un inagotable repertorio de jotas de ronda y trilla; Dionisia Pérez Soto Ciriaca, sabedora de muchos romances, cuentos y oraciones; y Honorio Oliván El Chota, recordado por sus brindis al vino, sus jotas de pastores, sus canciones y por su afición a tocar la gaita que aprendió de forma autodidacta.
También es el caso de Regino Oliván, de familia cantarina y dicharachera, sobrino de Honorio El Chota. Regino suele reunirse con otros troncheros -vecinos de Lagunilla-, también protagonistas de varios artículos de esta página, especialmente Victoria Benito, María Dolores Sicilia Fernández Beni y su marido Antonio Pérez Guerra. Un grupo excepcional de personas donde el canto colectivo está muy presente. Como veremos en sucesivos artículos, varias canciones que canta Regino van acompañadas por un estribillo que suelen cantar en sus reuniones amistosas las demás personas citadas.
Regino, aparte de cantar muy bien, tiene un gusto especial para la interpretación. El romancero lo tiene casi olvidado -su tendencia natural es irse a las jotas, rancheras y a la copla española-, pero cuando le preguntamos por los viejos romances que en su época juvenil cantarían los mozos y quintos prestos a ir a la mili, busca en su memoria, compone y recompone hemistiquios y nos deja esta estupenda versión de El Quintado.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2009.