Título: Exhortación a los oficios III |
Ángeles somos,
del cielo venimos,
ropa pedimos
para el monumento
que está descubierto
y no está contento.
Las tardes de Jueves y Viernes Santo no se podían tocar las campanas porque «había muerto Jesucristo». En su defecto, la llamada a los oficios o tinieblas la hacían los monaguillos del pueblo haciendo sonar carracas y matracas y cantando este tipo de canciones.
En este caso la letra hace mención a una costumbre prácticamente desconocida en La Rioja y no recordada por Marino pero habitual en otros lugares de España: los monaguillos salían antes de miércoles santo a pedir ropa para levantar el monumento, un gran escenario de tela que podía llegar a cubrir toda una capilla y donde se guardaba ambos días la arquilla que contenía la ostia consagrada.