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Título: Las marmotas de Logroño se quejan al coronel |
En medio del Espolón hay un charco y no ha llovido,
son lágrimas de marmota porque se van los cumplidos.
Que no me levanto, que no, que no me levanto, que no,
que no me levanto porque estoy cumplido.
Que sí te levantas, que sí, que sí te levantas, que sí,
que si te levantas, recluta perdido (estribillo).
Las marmotas de Logroño se han quejado al coronel:
Si se van los veteranos con quién vamos a joder
Y el coronel les ha dicho: –So hijas de la gran puta,
si se van los veteranos aquí quedan los reclutas–.
Los reclutas no queremos porque no tienen galones,
queremos los veteranos que tienen muchos cojones.
Que no me levanto, que no…
Esta canción es propia del folklore de la mili. Los soldados veteranos del cuartel de artillería de Logroño y los del campo de aviación de Agoncillo la cantaban seguramente ya antes de la guerra civil española. Con variantes en la letra, todavía puede ser recordada por los hombres que han hecho la mili en cualquier lugar de España hasta los años noventa del siglo pasado. Los soldados que ya veían cercana la obtención de «la blanca» (cartilla de color blanco que certificaba el haber cumplido el servicio militar), la cantaban poco antes de que el sargento pasase lista, a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Se trata de un ejercicio de autoafirmación varonil.
Como en los cuarteles convivían al menos dos reemplazos, cuando el reemplazo de más edad se licenciaba, los más jóvenes habían aprendido la canción y eran ellos los que comenzaban a cantarla enorgulleciéndose así de la veteranía recién estrenada ante la llegada de nuevos recultas.
La marmotas eran las criadas de servicio que solían alternar con los soldados en las horas de paseo.