Título: La soledad de la Virgen III |
Sentadita está la Virgen a los pies de una alameda
con dos agujitas de oro bordando paños de seda.
Por allí pasó Jesús y le habló de esta manera:
–¿Cómo no me hablas, mi Virgen, cómo no me hablas, mi bella?
–¡Cómo quieres que te hable si estoy triste en tierra ajena!,
un hijo que yo parí sin dolores lo pariera
y ahora lo veo enclavado en aquella cruz de madera,
si me lo queréis bajar os diré de esta manera:
San Juan os ayudará y la bendita Magdalena,
yo también os ayudaría si mis fuerzas me valieran–.
Caminemos, caminemos, caminemos pal Calvario
para pronto que lleguemos ya le habrán crucificado.
Ya le hincaban las espinas ya le machacan los clavos,
ya le daban las lanzadas a su divino costado.
La sangre que le caía caía a un cáliz sagrado,
el hombre que la bebía era bien aventurado.
La que esta oración la diga todos los viernes del año
sacará una alma de pena y la suya de pecado.
Se trata de un doble romance de la Pasión, muy conocido entre las mujeres de más edad de Cornago.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.