Título: La procesión de La Rueda I |
La Rueda es una procesión cívico-religiosa que se celebra todos los años durante las fiestas de Santo Domingo de La Calzada, concretamente la tarde del día once de mayo. Se trata de una ofrenda que la ciudad hace a la parroquia. La comitiva sale del convento de San Francisco y recorre las calles del pueblo para llegar a la plaza de la catedral. Antes de ser recibida por el párroco a la puerta de la catedral, la procesión es una manifestación profana, con danzas y música y en la que caben canciones y bamboleo de la rueda.
Una calzada y un puente,un templo y un hospital,estas son las cuatro joyasque dio el Santo a esta ciudad,y el milagro de la ruedaque vamos a celebrar.
La rueda es un artilugio muy original; una rueda de carro a la que se ha añadido un ramo del que cuelgan obleas, rosquillas, el llamado “pan del santo”, conchas jacobeas y otros detalles. El ambiente festivo llena todo el recorrido.
Origen legendario de la procesión de La Rueda
En las fiestas de Santo Domingo de La Calzada todo gira alrededor de la vida y milagros obrados por el fundador de la ciudad. El origen de la procesión de la rueda se relaciona con un milagro del santo. Un peregrino accidentado y muerto resucita gracias a su intermediación. Así contaba el milagro José Gonzalez Texada, biógrafo del santo en 1702:
“Muchos devotos ayudaban con sus personas y carros a traer piedra para la obra de la iglesia y San Juan de Ortega iba y venía con ellos a la cantera. Una mañana venían muchos carros cargados de materiales por el camino de Grañón hacia la parte donde hoy está la ermita de San Sebastián, poco distante del puente del santo. Hallábase durmiendo un peregrino junto al dicho puente, venían, entro otros, dos novillos mal domados, uncidos a un carro y alborotándose empezaron a correr descarriados hacia la parte donde dormía el descuidado peregrino y pasando por cima de él con el carro cargado le hicieron pedazos las entrañas y le quitaron instantáneamente la vida…»
Pero Santo Domingo rezó a la Virgen María y rogó a Dios para que devolviera la vida al cadáver del peregrino y éste resucitó:
“En memoria de este milagro, la nobilísima ciudad de Santo Domingo, le ofrece al santo una rueda como las de los carros, hecha de cera, muy curiosa y rica, en la víspera de la festividad del santo, todos los años, con mucha celebridad y pompa devota, y recibiéndola con procesión la santa iglesia, se cuelga frente del altar del santo la rueda, y allí está los ocho días de la octava.»
Hacia mitad del siglo XVIII el coste de la rueda de cera era de 1500 reales, tal como nos lo cuenta el Catastro del Marqués de la Ensenada:
«Item mil quinientos reales que regularmente tiene de coste la rueda de cera con sus adherentes que la ciudad ofrece en cada un año a nuestro Patrono Santo Domingo de la Calzada en el día de su festividad.”
(Escribano municipal, Catastro del Marqués de la Ensenada. Respuestas Generales de Santo Domingo de la Calzada, año 1746, folio 98).
Sin duda, los mil quinientos reales que costaba el artilugio debían pesar como una losa en las arcas municipales, tanto que pocos años después el municipio decidió rebajar gastos, introduciendo una novedad que ha llegado hasta nuestros días. El historiador calceatense Francisco Javier Díez Morrás en una obra todavía inédita sobre este asunto nos adelanta amablemente sus argumentos para decirnos que
“La actual Procesión de la Rueda es en realidad una antigua ofrenda que hacía la ciudad a su santo fundador la víspera de su festividad, es decir, el 11 de mayo, no para conmemorar el milagro de la rueda, tal y como repite hoy la creencia general, sino para agradecer a Santo Domingo sus milagros, su benevolencia, su caridad…, en fin, su obra. Desde tiempo inmemorial, como dicen los documentos, el concejo hacía una ofrenda a Santo Domingo de una rueda de cera que se colgaba frente al sepulcro del Santo ese día once y permanecía encendida durante semanas. La rueda de cera era portada desde el viejo Hospital del Santo y entraba en la catedral por la puerta situada a los pies. Hay documentación del siglo XVII que nos habla de que esa procesión previa estaba animada con danzas, títeres, saltimbanquis, etc. La ofrenda experimentó un cambio radical a partir de 1768. Ese año el ayuntamiento tuvo que reducir el valor de la cera que ofrecía por mandato de la Corona de 1500 a 500 reales, lo que sentó muy mal al cabildo catedralicio, el cual se negó a recibir esa ofrenda reducida. Fue entonces cuando el ayuntamiento fabricó el actual artilugio de madera que se procesiona cada 11 de mayo. A raíz de esta controversia se entabló un largo pleito que duró años. Las partes contendientes eran por una parte el concejo con el alférez mayor de la ciudad y por la otra el cabildo de la catedral. El alférez, José Antonio Martínez de Pisón, marqués de Ciriñuela, era parte en el proceso porque tenía el derecho a recibir en su capilla una pequeña porción de la cera que entregaba en esa ofrenda el concejo.”
Bibliografía:
- José Gonzalez Texada, Historia de Santo Domingo de La Calzada, Abraham de La Rioja, Madrid, 1702, folio 134-135; ed. facsímil de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, Logroño, 1985.
- Juan José Saezmiera Uyarra, Estampas Calceatenses, Imprenta Moderna, Santo Domingo de la Calzada, 1978.
- Padre Martín Brugarola, “Tradiciones populares de Santo Domingo de la Calzada” en Revista de dialectología y tradiciones populares, tomo VI, 1950, páginas 640-649.