Título: Tamar IV |
El rey moro tuvo un hijo que Tranquilo se llamaba
un día estando comiendo se enamoró de la hermana
y un domingo por la tarde cayó malito en la cama,
subió su padre a verlo.
–¿Qué tienes, hijo Tranquilo, qué tienes, hijo del alma?
–Tengo unas calenturitas que me traviesan el alma.
–¿Quieres que te mate un ave de esas que vuelan por casa?
–Mátemela usted, padre, que me la suba mi hermana–.
Como era tiempo verano subió con enagua blanca,
le agarró de la cintura y se la echó a la cama.
–Déjame, hermano Tranquilo, déjame que soy tu hermana.
–Si eres mi hermana que seas no haber nacido tan guapa–.
Y a los nueve meses justos un chiquillo le lloraba.
¿De quién es ese chiquillo? De Tranquilo y de su hermana.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.