Título: La Virgen y el ciego VIII |
La Virgen y San José caminaban pa Belén
y a la mitad del camino el Niño tenía sed.
–No pidas agua, mi niño no pidas agua, mi bien,
que bajan los ríos turbios y no se puede beber.
Allá arriba en aquel alto hay un viejo naranjel
el hombre que lo está cuidando es un ciego que no ve.
–Cieguecito, cieguecito, si una naranja me dier.
–Coja usted toas las que quiera las que le hagan menester–.
El Niño, como era niño, todas quería coger,
la Virgen, como era Virgen, no cogía más que tres
apenas se va la Virgen el ciego comenzó a ver.
–¿Quién ha sido esta señora que me ha hecho tanta merced?
–Ha sido la Virgen pura que va de Egipto a Belén–.
La Virgen y San José caminaban pa Belén.
Entre las diversas coplas y estribillos que cantaban en Rincón de Olivedo durante la petición de aguilandos, los mozos intercabalan este romance de La Virgen y el ciego que entonaban con la misma tonadilla de los aguinaldos, repitiendo los versos y terminando el romance con el primer verso del mismo, haciéndose acompañar, igualmente, con las zambombas.
Bibliografía:
- Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana, La navidad riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2005.