Riojarchivo

 

Título: Aguinaldos de Rincón de Olivedo I
Clasificación: Cancionero
Localidad: Rincón de Olivedo
Informantes: Rafael Forcada Díez (1-1-1932) y Gregorio Garijo Díez (24-4-1936)
Recopiladores: Helena Ortiz Viana, Javier Asensio García y José Manuel Fraile Gil
Lugar y fecha de grabación: Rincón de Olivedo, 16 de marzo de 2014

 
Los mozos de Rincón de Olivedo salían por las calles a pedir el aguilando entre la Nochebuena y la fiesta de reyes. Aprovechaban la ocasión para intercalar entre los aguilandos algunas coplas amatorias e, incluso, jocosas, de este modo la lírica amorosa tradicional se colaba en las celebraciones navideñas.

Solía salir una cuadrilla de mozos, entre ocho o diez, cantando y tocando las zambombas, de casa en casa; uno llevaba la voz cantante y los demás repetían las dos primeras estrofas a modo de coro. Los vecinos les obsequiaban con un puchero de zurracapote. Solo la ronda del día de Navidad era más familiar: los hermanos y todos sus hijos, tanto varones como hembras, se juntaban e iban a visitar la casa de los abuelos cantando por las calles.

La tonadilla de estas canciones es muy particular, de estilo antiguo, con volumen sonoro y viril.

Niños y mozos se hacían zambombas a las que tapaban por arriba y abajo, dentro ponían garbanzos que hacían resonar el interior como sonajas. Con un carrizo hacían el palo y lo tocaban con una hoja de berza ensalivada.

Hemos recogido una buena colección de coplas de aguilando en Rincón de Olivedo, entre las que, cambiando de ritmo, intercalaban los estribillos de Ardía la zarza, Ya bajan rondando y Zambomba carrizo.

Además de esta grabación videográfica, en su día –el uno de mayo de 2001– grabamos más coplas de aguinaldo a los mismos informantes acompañados de Santos Forcada Cruz (1-11-1929) y Ramiro Jiménez Vidorreta (15-4-1929).

Coplas

A esta casa hemos llegado
con intención de beber,
pasa la bota, María,
que nos la hemos de beber.

A Francia me tengo de ir
a caballo en un mosquito
y decían los franceses
qué caballo más bonito.

A mí me llaman el tonto
el tonto de mi lugar
que otros comen trabajando
yo como sin trabajar.

Asómate a esa ventana
y si no a ese ventanillo
y si no tienes ventana
sal a esta puerta, cariño.

Ciento veinte y nueve suegras
caminaban pal infierno
y la mía la primera
colgando con dos cencerros.

Ciento veinte y nueve suegras
estaban un día al sol
todas hablando de yernos
y la mía la peor.

Cuando me parió mi madre
me parió encima una mesa
y a eso de los quince días
ya se me ponía tiesa.

El marco de tu ventana
está rodeada de estrellas
y cuando te asomas
tú sale el sol y se van ellas.

En esta calle que entramos
echan agua de sardinas
y por eso le llamamos
la calle de las cochinas.

En esta calle que entramos
echan agua y salen rosas
y por eso la llamamos
la calle de las hermosas.

En esta calle que entramos
habita un buen caballero
que se llama don José
Dios le dé salú y dinero
y después cuando se muera
un rinconcito en el cielo.

En la puerta de la iglesia
hay una pila redonda
donde puso Dios el pie
para subir a la gloria.

Eres como aquel torito
que hay encima de la fuente,
a todos les plantas cara
y a ninguno le acometes.

Eres como el trigo rojo
que se cría en el verano
y eres la mejor chavala
que mis ojos han mirado.

Hemos salido de ronda
los primos y los hermanos
y el que nos quiera pegar
por medio la calle vamos.

José se llamaba el novio
y Josefa la mujer
y a eso de la media noche
los dos querían Jo… sé.

La zambomba tiene un diente
y el carrizo tiene dos
y el maldito el zapatero
tiene más de treinta y dos.

Las paredes de esta casa
son de cal y cal y canto
no lo digo por la dueña
ni tampoco por el amo
que lo digo por María
que es la reina de este canto.

Los pastores no son hombres
que son brutos y animales
hacen migas en caldero
se acuestan por los corrales.

María sé que te llamas
y el apellido no sé
cuando pase por tu puerta
María te llamaré.

Mi padre me castigaba
con una cola de oveja,
yo quisiera ser bueno
y la cola no me deja.

Nos marchamos de esta casa
contentos y agradecidos
se han portado con nosotros
todo lo mejor que han podido.

Si tuviera buena voz
y la garganta de un gallo
el pico de un reyseñor
alegraría este barrio.

Tienes los dientes de nácar
los labios de leche y sangre
y los ojitos azules
como la Virgen del Carmen.

Viva la hostia, viva el cáliz,
la patena y el copón
vivan los curas y frailes
y arriba la religión.

Y aquí me siento a cantar
cara a cara de la luna
por ver si puedo tener
de las tres hermanas una.

Y el día que tú naciste
nacieron todas las flores
y en la pila del bautismo
cantaron los ruiseñores.

Y el marco de tu ventana
está rodeado de estrellas
y en cuanto te asomas tú
sale el sol y se van ellas.

Y en el portal de Belén
gitanillos han entrado
y al Niño recién nacido
las mantillas le han quitado.

Y un mosquito vi volar
y llevaba en las narices
un herrero con su fragua
doscientos mil aprendices.

Estribillos

Ardía la zarza,
ardía y ardió,
la Virgen María
doncella y parió.

Ya bajan rondando
por las escaleras
uvas y melones
manzanas y peras.

Zambomba, zambomba,
carrizo, carrizo,
los hombres del campo
no comen chorizo
que comen patatas
muy mal arregladas,
un poquito aceite,
chorizo no hay nada.

Bibliografía:

  • Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana, La navidad riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2005.