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Título: La boda estorbada V
Clasificación: Romancero
Localidad: Viniegra de Arriba
Informante: Narcisa Matute Martínez (31-10-1909)
Recopiladores: Javier Asensio García y José Manuel Fraile Gil
Lugar y fecha de grabación: Madrid, 7 de mayo de 1998
OTIT: La condesita. El conde ausente. El conde Flores.
Catalogación: IGRH 0110

 

¡Qué triste está la condesa     que no cesa de llorar
porque llevan a don Baldo     de capitán general!
–Si a los ocho años no he vuelto     te tratarás de casar–.
Los ocho ya van cumplidos     y para los nueve van.
–Échenme la bendición     que yo me lo iré a buscar.
–La bendición de Dios Padre,
la bendición de Dios Hijo     y la de la Trinidad.
por donde quiera que vayas     no te ha (d)e faltar caridad–.
Andando por un camino     con un paje se dio hallar.
–Dime, dime, pajecito,     dime, dime la verdad,
¿de quién son estos cerditos     que tú tienes a guardar?
–De don Baldo son, señora,     que vino y no volvió más–.
Andando más adelante     otro paje se dio hallar.
–Dime, dime, pajecito,     dime, dime la verdad
¿de quién son estos caballos     que tú tienes a guardar?
–De don Baldo son, señora,     que vino y no volvió más–.
Andando más adelante     otro paje se dio hallar.
–Dime, dime, pajecito,     dime, dime la verdad
no te lo quiero de balde     que te lo voy a pagar
si se ha casado don Baldo     o se trata de casar.
–No se ha casado, señora,     pero trata de casar
según tengo entendido
hoy han ido por el vino     mañana amasan el pan
y al otro día siguiente     don Baldo se casará.
–¿A dónde vive don Baldo     en qué villa o qué ciudad?
–Aquella torre más alta     aquella que relumbra más–.
Tres vueltas le dio al palacio     otras tres a la ciudad
y a las tres vueltas primeras     con don Baldo se dio hallar.
–Por Dios le pido, buen hombre,     por Dios y por caridad
que me dé una limosnita     que Dios se lo pagará–.
Echó mano a su bolsillo     y un real de a ocho le da.
–Para ser tal caballero,     ¡qué poca limosna da!
–¡Qué mala es la peregrina     qué mala es de contentar!
–Señor, en casa mis padres     seis ochavos suelen dar.
–¿De dónde es la peregrina     de qué villa o qué ciudad?
–De Sevilla soy, señor,     de tres leguas más acá.
–Dime, dime, peregrina,     dime, dime la verdad
si se ha casao la condesa     o se trata de casar.
–No se ha casado, señor,     ni se trata de casar
que según tengo entendido     delante su vista está–.
Y don Baldo a todo esto     desmayado cayó atrás.
“Ella que vio el estado en el que estaba don Baldo ha mandado a sus criados que traigan agua corriendo pa despertar a don Baldo. No lo puen volver en sí ni con agua ni con vino ni con vino ni con agua”.
A esto que volvió en sí     le ha empezado a preguntar.
–Ahora mírame a la cara     y me verás el lunar.
–No te lo niego, mujer,     no te lo puedo negar.
–Ahora mírame al anillo     que me diste por señal.
–No te lo niego, mujer,     no te lo puedo negar–.
La ha agarrado de la mano     la ha llevado a su palacio
ha mandado a sus criados     que le suban la escalera.
“Y él arriba la recibió y le decía:”
–Suba, suba mi esposita     mi esposita de verdad
que mi esposita segunda     ya nos puede perdonar–.
“Se conoce que la subió arriba y luego le dijo a la otra que los perdonara, que era su novia de antes”.

Publicado en el libro de Javier Asensio García, Romancero de la sierra riojana, edición del autor, Logroño, 1999.

También figura publicado en el libro de Javier Asensio García,

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