Título: La hija maldiciente |
Madre e hija están preñadas las dos por el mismo tiempo
la madre parió a dos niños. La hija con gran contento
parió una niña y muriese se la llevó Dios al cielo
y entregársela a la Virgen que ella os dará otra luego.
La madre, que ha oído eso, a suplicarle va luego.
–Te vengo a suplicar, hija, si has de criar hijo ajeno
críes a un hermano tuyo yo a la cantidad me ofrezco.
–No tengo de criar, madre, ni hermano ni deudor nuestro
sino antes tengo criar al demonio del infierno.
–¿Estás tonta o estás loca o es falta de entendimiento?
–Ni estoy tonta ni estoy loca que a decir vengo a lo mismo–.
Una culebra muy grande salió de sus aposentos
una culebra muy grande se le ha rodeadito al pecho.
No se la pueden quitar médicos ni cirujanos
ni curas de las iglesias ni frailes de los conventos
no se la pueden quitar si no le cortan el pecho.
Ya se lo iban a cortar y bajó un ángel del cielo:
–Dejarla, necios, dejarla que así al mundo dará ejemplo
siete años ha de criar al demonio del infierno
metido en una cestilla manteniéndolo en sus pechos–.
Del llamado romancero nuevo que se originó en los siglos del barroco y sobrevive en nuestros días con las características propias de la tradicionalidad nos llega este romance que podíamos clasificar como de castigos divinos y que se corresponde con una ideología que el antropólogo don Julio Caro Baroja definió como «las formas complejas de la vida religiosa».
Publicado en el libro de Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2009.