Título: Muerte por aojamiento |
«Aquí dice que hubo una vez una hermana de mi abuela Trinidad, Anita se llamaba. Era de buena posición. Le habían echado en la puerta una mancha que no se podía borrar, que Anita no podía borrar, debía ser un unto que le echó alguien, un ser de malos espíritus, malas gentes. Al poco empezó a languidecer, como que tenía un «mal moral». Al llegar las fiestas de santa Ana le preguntaron qué iba a estrenar el día de su santo y ella respondió que una caja blanca.
Lo de la caja blanca era que intuía que se iba a morir y efectivamente, se murió el día de Santa Ana. En cuanto murió, mi tía abuela pudo limpiar la mancha. Murió de mal moral».