Título: La Virgen y el ciego I |
La Virgen y el ciego es un romance que trata de uno de los pasajes apócrifos de la Sagrada camino de Belén: El Niño tenía sed y fue socorrido por un ciego que cuida un naranjel, con cuyos frutos se refrescaron; en recompensa, la Virgen le devuelve la vista al ciego. Romance conocido en toda la región y en el mundo hispano. Esta versión es cantada, algo poco frecuente en este romance tradicional que suele ser recitado.
Caminito de Belén iba la Virgen María
con un Niño entre los brazos más bello que el sol del día.
Camina la Virgen pura de Egipto para Belén
y a la mitad del camino pide el Niño de beber.
–¿Qué te daré yo, mi Niño, qué te daré yo, mi bien
si las aguas corren turbias y no se pueden beber?–.
Allá arriba en aquel alto hay un viejo naranjel
un ciego lo está guardando qué diera el ciego por ver.
–Ciego mío, ciego mío, si una naranja me dier
para la sed de este Niño un poquito entretener.
–¡Ay, Señora, sí Señora, tome ya las que quisier!–.
La Virgen, como era Virgen, no cogía más que tres
el Niño, como era niño, todas las quiere coger.
Apenas se va la Virgen el ciego comienza a ver.
–¿Quién ha sido esa Señora que me hizo tal merced?–.
–Ha sido la Virgen pura que va de Egipto a Belén–.
“Me la enseñaba mi abuela. Esta canción lo menos tiene cien años”.
Publicado en el libro y disco doble de Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Editorial Piedra de Rayo, Logroño, 2009.
El pasaje de este Milagro de las naranjas no aparece en los evangelios sino que es una evolución de una tradición apócrifa sobre la huida a Egipto. La sagrada familia en su huida decidieron descansar bajo la sombra de un sicomoro, una especie de higuera con hojas muy parecidas a las de la morera. En ese momento, la corteza del árbol se abrió para protegerlos de unos bandidos que los perseguían y cerca manó una cascada de agua milagrosa para que María lavara la ropa del pequeño y la Sagrada Familia pudiera beber: ‘De allí se dirigieron al sicomoro que se llama hoy día Matarieh. Y, en Matarieh, el Señor Jesús hizo brotar una fuente, en que Santa María le lavó su túnica. Y el sudor del Señor Jesús, que ella escurrió en aque lugar, hizo nacer allí bálsamo’. (Evangelio árabe de la infancia de Jesús, XXIV, 1-2).
El lugar se situa en la actualidad en barrio de Matariyah de El Cairo, nombre que deriva de la palabra latina mater que evoca la presencia de la Virgen María.
Postal: Cortesía de Miguel Guelbenzu, diciembre de 2014.