Título: Coronas de cantigüeso |
La romería de los hombres de San Millán termina casi, casi, como ha empezado, comiendo y bebiendo. Apenas han recogido los trastos de Las Cocinas del Santo, donde han comido y hecho sobremesa, y ya están dispuestos para detener la comitiva al llegar a los prados de San Martín, donde vuelven a sacar las sillas, las mesas, las cazuelas para merendar y el vino y los licores. Al atardecer llegarán al pueblo, más que contentos, a cantar el himno al Santo y la Salve Regina. Durante la merienda en el prado de San Martín cortan matas de cantigüeso –cantueso- con las que hacen coronas que lucen los romeros. Un extraño fenómeno que nadie se explica es cómo está desapareciendo el cantueso del valle de San Millán, a tanto llega que para seguir la inveterada costumbre de fabricar las coronas lo han de traer de otros lugares. Llega también el momento de las canciones, los brindis y los chascarrillos, como los que nos ofrece Damián.