Título: Galán que requiebra a una mujer casada II |
Una mañana temprano yendo a misa con mi madre
me encontré a una hermosa niña que era más bella que un ángel.
Yo le perseguí los pasos por ver dónde caminaba
y vi que se dirigía a la iglesia Santa Clara.
Mientras que duró la misa yo no estuve atento a nada,
solo estuve contemplando aquella hermosa rapada.
Ya se termina la misa, ya se termina el sermón,
ya se va la que más quiero, la que más amaba yo.
Yo le perseguí los pasos por ver dónde caminaba
y en el portal de su casa le dije que si me amaba
y ella contestó furiosa: –No, señor, que estoy casada
atender a mi marido que no me ha faltado en nada–.
Yo me volví pa mi casa muy triste y descolorido
y en la picota de un árbol cantaba un jilguerillo.
–Canta, jilguerillo, canta, si cantas y no me das
la mujer que yo más quiero y no la puedo lograr.
–Si no la puedes lograr tú, trátala con firmeza
y al final podrás lograr la mujer de tu pureza–.
Yo la traté con firmeza como el jilguero decía
y así pude lograr más que lo yo quería.
Clara soy, Clara me llamo, siendo clara me enturbié
por eso no diga nadie de este agua no beberé.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.