Me casó mi madre, me casó mi madre,      chiquitita y bonita, ay, ay, ay, chiquitita y bonita,
con un muchachito      que yo no quería.
A la media noche      el pícaro se iba,
le seguí los pasos      a ver dónde iba,
ya lo vi entrar      en casa de su querida,
me volví a mi casa      triste y afligida.
Al amanecer      el pícaro volvía,
ya le oí decir:      –Ábreme, María,
que vengo cansado      de ganar la vida.
–Tú vienes cansado      de casa de tu querida–.
Me dio un bofetón,      me dejó tendida,
llamé a la justicia      y al gobernador.
–Perdóname, rosa,      boquita de piñón,
que por ti me llevan      a la inquisición–.
Y como todo tiene fin      el relato se acabó.

Bibliografía:

• Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.