Título: Gerineldo VIII |
–Gerineldo, Gerineldo, Gerineldo, amante mío
¡quién te tuviera esta noche durmiendo a solas conmigo!
–Como soy vuestro criado qué bien te burlas conmigo.
–No te lo digo de chanza que de veras te lo digo
entre la una y las dos mis padres quedan dormidos–.
Da una vuelta po’l palacio otras dos por el castillo
y al ver que no había nadie escaleras ha subido.
Su padre que ha oído ruido escaleras ha subido
y se encuentra a Gerineldo con su infanta dormido.
–Yo, si mato a mi hija pierdo el reino y el destino
y si mato a Gerineldo, un criado tan querido
aquí dejaré la espada, que me sirva de testigo–.
–Gerineldo, Gerineldo, dispierta si estás dormido
que la espada de mi padre entre los dos ha dormido.
–¿Por dónde me bajaré para que nadie oiga ruido?
–Bájate por los jardines que allí encontrarás alivio–.
–¡Gerineldo, Gerineldo, tan triste y descolorido!
–Es que yo he olido una flor y el color se me ha comido.
–No lo niegues, Gerineldo, que con la infanta has dormido
antes eras mi criado ahora serás yerno mío.
–No lo quiera el Dios del cielo ni la Virgen de la Estrella
que yo me case con su hija después de dormir con ella–.
Nota: El romance fue completado el 25 de noviembre de 2002.
Publicado en:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.