Título: El sustanciero de la sierra |
Ya llevamos unos cuantos años escuchando cuentos y leyendas de todo tipo y documentándonos sobre la veracidad de los relatos de tradición oral y su distribución como para poder afirmar que lo que se cuenta de un personaje como el sustanciero es pura fantasía, que tal personaje nunca existió. Como todo el mundo que lo cuenta lo da por hecho cierto, decimos que se ha convertido en un personaje de leyenda, una leyenda relativamente moderna que está bien traída al recordar los tiempos del hambre que en la historia de España han sido muchos, pero sin base real.
Rastreando por internet aparece el sustanciero en los cuatro puntos cardinales de España pero ninguna página da fe de quién fue ese personaje, cómo se llamaba o de dónde venía, salvo el genérico «venía de un pueblo» o «venía de la sierra» como es el caso que nos ocupa. La historia no deja de ser pura ficción por más que la cuenten en la televisión Los Morancos o el propio Arguiñano en sus programas de cocina. No negamos que en España ha habido épocas de hambre, la última durante la postguerra pero ese hombre que iba de un pueblo a otro con huesos de jamón gastados y requetegastados para meterlos en los pucheros de las mujeres que estaban preparando la sopa o el cocido porque no tenían nada que echar a la cazuela es un personaje de ficción. A tiempo estamos de rectificar cuando alguien nos demuestre con argumentos que hubo por lo menos un sustanciero en España.