Se me perdieron mis calzaderillas,
se las encontró mi perrilla.
Fui a que me las diera,
no me las quiso dar sin el pan del arquilla,
fui a la arquilla, que me diera el pan,
no me lo quiso dar sin la llave del herrero,
fui al herrero a que me diera la llave,
no me la quiso dar sin la pata del ternero,
fui al ternero a que me diera la pata,
no me la quiso dar sin la leche de la vaca,
fui a la vaca a que me diera la leche,
no me la quiso dar sin la hierba del prado,
fui al prado a que me diera la hierba,
no me la quiso dar sin el agua del cielo,
fui al cielo a que me diera el agua.
El cielo me dio el agua,
el agua le di al prado,
el prado me dio la hierba,
la hierba le di a la vaca,
la vaca me dio la leche,
la leche le di al ternero,
el ternero me dio la pata,
la pata le di al herrero,
el herrero me dio la llave,
la llave le di al arquilla,
la arquilla me dio el pan,
le eché el pan a mi perrilla
y me dio mis calzaderillas.

Es el mismo cuento de fórmula, con sus variantes, que hemos publicado en otros artículos con los títulos de La calza amarilla y La cazaderita.

Paralelos:

La calza amarilla

La cazaderita

 
Bibliografía:

• Javier Asensio García, Los 99 mejores cuentos de la tradición riojana, , Piedra de Rayo, Logroño, 2012.