Riojarchivo


Título: La boda estorbada X
Clasificación: Romancero
Localidad: Villanueva de Cameros
Informantes: Adela Barúa Martínez (30-9-1941) y Nogales Cañas Barro (31-10-1939)
Recopiladores: Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana
Lugar y fecha de recogida: Logroño, 31 de marzo de 2017
Catalogación: IGRH 0110
OTIT: La Condesita

 
Esta Boda estorbada contiene versos en í-o que suelen aparecer en versiones propiamente riojanas. La condesita -en este caso la infanta- se encuentra con el pastor a quien le pregunta por su marido. Cuando el pastor le responde la infanta se desmaya. Es una especie de contaminación dentro del romance porque por lo general esa escena está reservada al encuentro del conde con su esposa.


Ya se marcha don Bernardo,      ya se marcha el militar,
ha dejado una doncella      de catorce años de edad.
–¿Para cuánto vas, Bernardo,      para cuánto tiempo vas?
–Pa siete años, vida mía,      para ocho to lo más,
si a los siete años no vuelvo,      Isabel, te casarás–.
Pasan siete, pasan ocho      y Bernardo no ha venido,
un día subió a su padre      y estas palabras le dijo.
–Hija, ¿cómo no te casas,      cómo no buscas marido?
–¡Cómo quiere que me case      si don Bernardo está vivo!,
pádre, hágame un vestido,      un vestido bien pulido
para irme a buscarlo      entre sendas y caminos–.
Por la noche anda entre sendas,      por el día entre caminos,
ha dado unas siete vueltas,      ha encontrado un pastorcillo.
–Buenas tardes, pastorcillo,      buenas tardes, señora,
¿me podría usted decir,      de quién son estos rebaños?
–No se lo digo, señora,      que me va a reñir mi amo,
de don Bernardo, señora,      mañana se va a casar,
ya tiene las reses muertas      y amasado tiene el pan–.
Al oír estas palabras      se ha caído para atrás,
ni con agua ni con vino      se le podía pasar,
solo con palabras dulces      que el pastorcito le da.
Ha dado otras siete vueltas      ha encontrado un militar,
–Buenas tardes, caballero.      –Buenas tardes, señora.
–¿Me podría dar limosna,      me podría remediar?-.
Se ha echado mano al bolsillo,      ha sacado un triste real.
–Poca limosna de el conde      pa la que solía dar,
en casita de mis padres      moneditas de oro dan.
–¿De dónde es la romerita,      de qué parte o qué ciudad?
–De lo más vivo, señor,      vengo de pasar el mar.
Si vienes de pasar el mar      mucho traerás que contar.
–Mucho traigo, sí señor,      pero más se quedó allá
que el marido de la infanta      se marchó y no ha vuelto más–.
Al oír estas palabras      se ha caído para atrás,
ni con agua ni con vino      se le podía pasar,
solo con palabras dulces      que Isabelita le da.

Bibliografía:

  • Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2009.